Estar en un centro comercial es como meterse en un carrusel de sentimientos: todo da vueltas, todo brilla ante mis ojos y quisiera comprar todo ese mundo que me parece increíble, nuevo, diferente… ¡porque lo necesito! No sé por qué, pero lo necesito.
Aunque todo es risas y todo es diversión hasta que pienso en cómo pagarlo. Mejor: con qué pagarlo.
Ahí vuelvo a tomar impulso. Mi cabeza es experta en encontrar todas las estrategias posibles para volver lógico lo emocional, para engañarme y decirme que el impulso por comprarlo todo, es racional y justificado.
La cosa se resume en: “¿Me quedo con el sueldo… o con el saco?”
Todos hemos estado ahí. Sintiendo la necesidad de algo increíble -que muy probablemente ya compramos, pero igual es increíble y sutilmente distinto- y tenemos que saber administrar el dinero.
Pero tranquilos, después de la tormenta -de cosas brillantes- vuelve la calma y uno vuelve a uno mismo. Hay miles aciertos y desaciertos que se van aprendiendo en el camino, hay algunas rutas para ser o no ser, para ceder o no ceder ante la ropa que enamora.
Y todo empieza por entender que, saber de calidad, es saber cuándo gastar.
Los materiales importan, y las prendas que se construyen con ellos son duraderas. Calidad y no cantidad, amigos. Y, si de paso, las prendas son básicos, muchísimo mejor. En lo simple vive el placer y los básicos no mueren: Reviven todas las temporadas.
Por ejemplo, en rebajas, llevarte un basic de buena calidad te ayudará a ahorrar por su versatilidad y sencillez y porque dura todo el año. Aumentarás las veces que usas una pieza por un precio menor. Y así ya ganaste. De nada.
Pero si este tema minimal y de pensar en básicos útiles te da pavor, hay soluciones: Un accesorio central. Un ejemplo: Las bufandas de colores son tus aliadas, los detalles de colores fuertes tus amigos. Un accesorio en el lugar correcto gana la batalla y puede transformar un outfit simple en todo un statement de moda. Si no quieres invertir en piezas básicas, invierte en accesorios que te hagan feliz y que griten. Y recuerda: Basics + Accessorize: ¡Killer outfit!
Solo hay un riesgo en estas prendas, que es la razón por la cual casi siempre fallamos en nuestros sueños de ahorrar.
Y es un mantra que hay que perfeccionar con los años: Las compras emocionales son un error. Repítelo, las compras emocionales son un error. Ve de shopping con el corazón limpio y las intenciones claras. Si olvidas ‘ese saco’ a los 20 minutos, nunca fue tuyo: Date una vuelta y si no puedes ya vivir sin lo que viste, es momento de devolverte y comprarlo. Antes de eso, no es amor del bueno.
Pero, si aún así, nada parece funcionar lleva refuerzos: Un amigo que diga la verdad, así no comparta tus gustos, puede ayudarte a ver la luz en los momentos oscuros… y de paso, previene no gastarse todo el sueldo en un minuto.
Y ahora si, el consejo más grande de todos los tiempos. Una palabra infalible y que necesitas escuchar: Contrólate.
Ya, en serio, no es tan difícil. Ya tienes esa camisa negra, igualita, esperándote en la casa. Eres un adulto, compórtate como tal.