Acá lo importante es pensar en preguntas básicas y en sus respuestas. ¿Cómo quiero vivir? ¿Puedo o no vivir sin comida caliente? ¿Puedo o no vivir sin lavar ropa? Y una vez se tenga las respuestas, amoblar es más simple. Porque nadie quiere vivir en un lugar que no lo hace feliz.
Siempre llega ese momento en el que ese afán se mete al cuerpo como un virus. Las paredes estorban. La presencia familiar y la protección adorada de los padres deben seguir, pero ahora desde un algo propio. Y hay que salir, como sea, por cualquier puerta, pero salir. Y si todo se conjuga como debería, y se hace todo lo que dicta esa impulso, uno termina por abandonar el nido con el mundo susurrándole al oído: Bienvenido a la incertidumbre y a cocinar todos los días.
En ese momento, hay que respirar y asegurar la supervivencia básica. Una cama, una nevera y la solidez emocional. Y de eso voy a habla acá.
Seré breve, hay que empezar por la cama. Sin ella no hay vida. Sin ella no hay sueño, sin ella no hay maratones de series, sin ella no hay…amor. En fin, inumerables son las cosas que pasan en una cama. Y sí, sin ella no hay forma de sobrevivir. Pero, antes de seguir, hay una cosa importante a tener en cuenta y es el colchón. De verdad, hay que escoger bien el colchón. Ya después, se hace lo que dice el corazón. Por ejemplo, yo hablé con el mío (el cochón). Bueno en realidad, no. Pero si lo hubiera hecho, las preguntas hubieran sido algo como: ¿Quieres un cama hecha con estivas? ¿Una cama tradicional? ¿Un nido milennial?
En la variedad está el placer, así que escogí lo que más me hizo feliz, seleccioné el mejor colchón, mi cama, la forma que tendría mi cuarto y el espacio que éste iba a necesitar. Y mi espalda lo agradece todos los días. Parece televentas, pero no lo es.
Ahora, hay que seguir asegurando lo básico: La nevera. ¿Una vida sin un antojo esperándote en la casa, sin alimentos frescos, sin agua fría para beber? No, gracias. Parece obvio, porque siempre estuvo ahí, pero la nevera es la real encargada de dar sustento. No todo puede ser comida por fuera. Y nadie puede mudarse sin ella, es como vivir sin baño: Imposible. Y así pasa con la gran mayoría de elementos que siempre estuvieron ahí y parecían inherentes a la vida. Hasta que ya no estaban.
Lección de adulto: Normalmente, la respuesta a la supervivencia básica son electrodomésticos. Así que hay que planificar, calcular y comprar lo mejor que se pueda. ¿Cuál va a ser tu plan la mayoría de las veces? ¿Cocinar con amigos? ¿Tardear con música, snacks y vinos? ¿O simplemente reunirse escuchar buena música y dejar que el tiempo pase y los recuerdos queden? En las preguntas sobre qué harás cada día está la sabiduría del que se va de casa para fundar su propio hogar.
Y finalmente, la solidez emocional, que normalmente empieza por distraerse un rato de la sociedad. Es decir, empieza por darse a uno mismo los elementos de diversión para no fracasar en el primer ejercicio de soledad adulta. Hay que ver Netflix en algún lugar…¿no? Conectar Youtube para ver docus, para seguir playlist, ¿tampoco? El televisor puede ser esa ventana por la cual uno mira para matar los días. Y claro, ya probablemente nadie ve televisión. Pero si series, si películas, si documentales. Así que el televisor y la solidez emocional son grandes amigos. De verdad.
Y para terminar, acá algunos otros tips que pueden ayudar en esta guía de la vida en soledad:
- Los colores planos son tus amigos: De verdad, hay que empezar por colores planos y madera del mismo tono. Y si se quiere más color, usarlo en los accesorios como cojines, lámparas, taburetes, etc.
- Las cosas tienen un ritmo: Algunas compras es mejor hacerlas pausadamente. Y para las primeras, meterle cabeza y no corazón. De pronto, no es tan buena idea lanzarse a comprar esa lámpara vintage cuando todavía no hay vajilla.
- Un tablero de Pinterest nunca sobra: Así se va creando un lugar un poco más coherente y haciendo compras más conscientes. Y ayuda a tener una idea clara de lo que se quiere. Y con las ideas claras, se ahorra plata.
- Si no se cuida, hay que volverlo a pagar. Hay que tener sentido de pertenencia, las cosas no se multiplican solas y cada cosa que se compre debería tener un sentido y una intención.
- Estar atento a las promociones, Blackdays y todo lo que pueda ayudar a ahorrar: Los recursos hay que cuidarlos y ahorrar en todo lo que se pueda es la mejor opción. ¡De pronto el sofacama, ahora sí, está en promoción!
Y bueno, algo de esperanza para este desorden de vivir solo por primera vez. Sí. Esto es un viaje de nuevas sensaciones, de pensar la vida en muebles, bombillos y cuentas por pagar, pero solo hay algo peor que vivir solo... y es no hacerlo. Hacerlo es encontrarse con uno mismo y con todo lo que uno odia de sí mismo. Es mirarse al espejo y decir: ¿Qué hice? E inmediatamente reconciliarse con la fuerza interna de estar ahí, vivo y despierto, luchando por un lugar en el mundo y por cambiar las cosas.
¡Viva la resistencia!