Si después de leer esto le dices sí a 7 o más ideas de las que te presentamos entonces es momento de pensar en comprar ese lavavajillas…
Estar en casa nos ha enseñado muchas cosas. Ya sabemos que bajar corriendo por el domicilio puede ser una pausa activa, que los almuerzos se pueden hacer a velocidades nunca vistas y sobre todas las cosas, hemos aprendido que los platos no se lavan solos.
Pero es inevitable sentir que el cansancio nos mira desde lejos cada vez que entramos a la cocina y muchas veces nos agobia no saber qué hacer con los platos. Siempre tenemos la buena intención de lavarlos y de mantener la casa limpia, pero por alguna razón inexplicable se multiplican minuto tras minuto. Y es ahí cuando empezamos a preguntarnos… ¿Entonces qué hago con ellos?
Así que se nos ocurrió una idea: barómetro o termómetro que mida la presión que ejercen los trastes sobre nosotros y que nos permita saber realmente en qué lugar del cansancio estamos. Funciona como funcionaban todos los test de las revistas de nuestra adolescencia: por puntos. Y tan sencillo como esto: si le dices “Sí” a siete puntos o más, yes momento de entender que lavar los platos no es lo de nosotros y el lavavajillas puede ser una respuesta.
¡Qué empiecen los juegos de…lavar los platos!
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1. Evitas entrar a la cocina
Porque cada vez es más difícil afrontar la realidad de la suciedad que te invade. Así que haces lo que todos haríamos en este caso y es evitar a toda costa esta situación.
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2. Piensas cada vez más seguido en los platos desechables
No deberían ser una opción y lo sabes. Piensa en el planeta y que los platos desechables, de verdad, de desechables no tienen nada. La solución a tus acumulaciones de platos sucios no está ahí.
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3. Encuentras técnicas para evitar preparar una o dos comidas al día
Y está bien de vez en cuando no querer cocinar. Y si bien muchos cocinamos todo de una vez y guardamos para después, lo que está mal es que lo hagas solamente para no lavar unos platos en el futuro. Ahí es donde tienes que empezar a considerar que las cosas deben cambiar.
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4. Se acumulan cada vez más
Esto es uno de los puntos más importantes porque quiere decir que estás en absoluta negación de tu responsabilidad frente a ellos.
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5. Empiezas a sentir malestar cuando piensas en ellos
Si empiezas a llamar a la gente o a buscar una nueva película o distraerte con cualquier otra actividad solo para evitar el vacío existencial que te genera pensar en los platos sucios…Tenemos una solución: ya sabes cuál es.
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6. De hecho, ya has buscado lavavajillas
Quieres solucionar este problema desde hace rato y, por ende, ya has buscado lo que sabes que necesitas.
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7. De hecho, ya tienes pensado cómo y en dónde instalarlo
Es más… ¡La fantasía ya está en tu cabeza! Ya te imaginas una nueva vida –lejos muy lejos– de todos los platos sucios. Y no puedes evitar ese crush tan fuerte con tu futuro e idealizado lavavajillas.
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8. Las discusiones familiares empiezan a tener un solo tema
No vamos a decir que la convivencia sea lo más fácil del mundo, pero últimamente todas las discusiones o malentendidos tienen una sola razón de ser… y todo empieza con los platos.
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9. Ya no soportas tan bien las esponjillas
Tienen una particularidad y es que después de un tiempo de uso es momento de dejarlas ir. Si tu relación con las esponjitas no está mejorando y cada vez más piensas en formas innovadoras de dejarlas ir, ya sabes cuál podría ser la respuesta.
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10. Odias los guantes mojados y no lo puedes evitar
Creo que no nos equivocaríamos si dijéramos que este punto vale por dos. La sensación de los guantes mojados es algo que se debe evitar a toda costa y si eres de los que sufren por esto, hay un lavavajillas que te espera al otro lado de la felicidad.
Si a todas estas respuestas, o al menos a 7, les encuentras sentido o te hicieron sonreír, tenemos una noticia para ti: en efecto necesitas un lavavajillas. Puedes encontrar el que más te guste aquí y recuerda que siempre podemos cambiar la forma de hacer las cosas. Mejorar una situación puede estar a un clic de distancia.