Y de paso, en nuestra capacidad de querernos y de hacer bien la tarea de crecer...
Llevar lonchera al trabajo es esa tarea del colegio que uno no quiere hacer. Está ahí y no quieres hacerla porque tú quieres ser libre, pequeño rebelde.
El tema es que, cuando eres grande, la libertad y la rebeldía tienen un precio. Y se te va a ir tu plata y tu salud gastando en comer por fuera. El cuerpo empieza a cansarse de las papas fritas y te saben a.…todo lo que no se supone que debe saber lo que te gusta.
También empiezas a pensar en esos pesos que se te van a diario. Y ese viaje a la playa lo ves muy lejos, porque no hay plata que lo sustente y el cuerpo esbelto te ha abandonado tres hamburguesas atrás.
La lección acá es que a veces confundimos la independencia con la capacidad de solucionar nuestros problemas rápido. Estos son tres consejos para volver a creer en hacer bien la tarea, esa de quererse y de cuidarse.
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1.Pregúntate que diría tu niño interior
Auto-ayúdate un poquito. Piénsalo, todos llevábamos lonchera desde chiquitos y éramos felices. No tiene porque cambiar. Cómprate el porta loncheras más bonito de la historia, llévate los alimentos que enamoren tus ojos, busca la receta que más te gusta y prepárala tú. Regálate un set de postres.
Haz sonreír a ese niño que te extraña.
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2.Vamos a fallar(nos)
Algunos días dejaremos la lonchera encima de la mesa. Otros, serán los cumpleaños de los compañeros de trabajo. Otros días extrañaremos nuestras amadas papas fritas e iremos por ellas. Vamos a fallar y eso está bien. Lo vamos a hacer bien y eso está bien. El camino saludable no es recto.
¿Qué hacer? Puedes crear listas y menús para la semana y así saber desde el domingo cómo serán tus almuerzos. También puedes programar una alarma 5 minutos antes de salir para recordar sacar el almuerzo de la nevera. Son cosas pequeñas, pero ayudan.
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3.Cuidarse toma tiempo
Para este punto, sé que ya sabes que esto no es sobre loncheras. Es sobre comer sano y retomar el hábito toma tiempo. A veces más de lo que te gustaría. Puedes tomar algunas decisiones que te ayuden en el camino. Por ejemplo, no traer almuerzo los viernes. O empezar con llevar un solo día a la semana e ir aumentándolo semana a semana.
Cuidarse no es automático, pero no imposible. Volvamos a creer en mantenernos en los límites bonitos de querernos y cuidarnos. De comer sano y creer en nuestros sueños. A veces hay que empezar por volver a llevar la lonchera.