Acá una lista de cosas que nos gustaría que pasaran cuando nos prometemos meditar y algunas de las cosas reales que pasan…
Meditar es una de esas promesas que nos hacemos a nosotros mismos y que no siempre sale del todo bien. La verdad es que no es fácil parar el día, parar lo que piensa la cabeza y dedicarnos unos minutos para meditar. Además, porque tenemos la creencia que necesitamos alcanzar un nivel mágico y místico con las meditaciones que hacemos. Y bueno…no es así.
¡No se preocupen! No hay necesidad de sufrir con la meditación. No hay nada que tenga que salir de ahí. ¿Alguna vez han hecho algo por el solo gusto de hacerlo? No es fácil, lo sé. Cuando no somos productivos, algo en nosotros nos dice que deberíamos estar haciendo algo que sí lo sea.
Y porque sabemos eso, porque solemos ser nuestros peores jueces, aquí traemos algunas de esas promesas que nos hacemos cuando juramos empezar a meditar y que no cumplimos porque no estamos viendo las cosas con un ojo un poquito más amable.
¡Aquí algunos consejos para ver la meditación con otros ojos y por fin regalarnos 5 minutos de paz mental!
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Anímate, cierra los ojos y mantente haciéndolo
En realidad, meditar puede dar un poco de miedo. Tenemos dudas, tenemos miedos, tenemos cosas que no hemos trabajado y bueno, nadie quiere encerrarse en su cabeza con sus pensamientos por más tiempo del necesario. A veces huimos de la meditación, precisamente porque no es fácil.
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Meditar es algo que se aprende
Sí y no. La practica hace al maestro, pero meditar no tiene libretos. No hay una hora, una postura perfecta. No por prender velas y poner música ambiental vas a conseguir liberarte o bajarle al estrés del día. Meditar es algo personal y puedes necesitar velas y un espacio callado…o sencillamente no.
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Meditar siempre ayuda
Meditar no siempre va a funcionar. Meditar a veces no nos lleva a entender nada, a superar nada. A veces, podemos sentir que perdimos el rumbo y el tiempo, pero casi siempre es porque tenemos una expectativas demasiado altas e irrealistas de lo que realmente queremos sacar de una sola sesión de meditación. Meditar no siempre tiene una finalidad y eso está bien.
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Meditar te conecta con el mundo
Creo que no pasa así. No vas a ser Buda de la noche a la mañana. Probablemente no alcances la iluminación, pero meditar sí puede ayudarte a resolver un problema que llevas tiempo evitando, puede bajar los niveles de tu ansiedad y mejorar tu concentración.
Meditar puede no ser la solución de todos los problemas, pero sí hay cosas que puedes trabajar cuando lo intentas.
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Aprende a entender tus emociones
Aprender a no juzgar las emociones. Solo vienen y van. Ningún sentimiento es final y definitivo, todos mutan, todos cambian, todos son complejos.
La meditación te ayuda a ponerle un nombre a las emociones que te invaden y eso puedes hacerlo a través de la respiración pausada e invocando tus mantras personales. -
Cada quién con su mantra
Lo bonito de los mantras personales es que cambian todo el tiempo. Puede ser una frase que no logras sacar de tu cabeza, puede ser una canción de Bad Bunny (en serio) puede ser cualquier cosa y ahí te das cuenta de que estás cambiando. Un mantra solo tiene que lograr que tus pensamientos fluyan.
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Permítete ser
Lo importante de la meditación, es poder ser uno mismo, en su propia cabeza y que eso esté bien. Puedes crear tu propio lugar imaginario a donde vas a resolver un problema. Una cabaña en el bosque, una casa en las nubes, un apartamento en la luna, en realidad no importa. El punto es que puedas ser tú ese espacio, porque no siempre logramos serlo en otros espacios reales.
No necesitas meditar 10 días seguidos. No necesitas comprarte pantalones de yogui. No necesitas un cuarto en silencio, ni velas, ni un gurú. Te necesitas a ti, tratando de entenderte mejor. Ya lo demás llegará, si tú lo quieres.
Y como decía Buda: El camino no está en el cielo. El camino está en el corazón.
¡Buena suerte en esto de conocerte mejor!