Cuando empezamos un viaje, más veces de las nos gustaría admitir, estamos algo nerviosos. Y por esos mismos nervios algunas veces descargamos el mapa y activamos el GPS para no perdernos. Otras, hacemos paradas para pedir indicaciones, otras nos aventuramos, nos perdemos y después llegamos. Todos tenemos una forma de viajar… ¡Y todas son perfectas!
Pero puede ser que estén preguntándose… ¿Qué tiene que ver esto con los vinos? Bueno…pasa que el vino es como un viaje: lleno de rutas, sabores y colores. Y para navegar bien esos caminos, a veces, debemos tener claras algunas cosas antes de empezar. Por eso hemos creado este mapa; para aquellos que apenas empiezan y quieren dejarse guiar.
Para ellos, aquí les lanzamos esta botellita con el mapa del tesoro para entender el vino y empezar a disfrutarlo con todos los sentidos. ¡Qué empiece este viaje!
¿El tiempo lo cura todo?
Empecemos por resolver una de las dudas más grandes: el tiempo. Porque el tiempo y los vinos nos generan muchísimas dudas. ¿Cuándo debemos consumirlos? ¿Todos los vinos se deben dejar añejar? ¿Qué hago una vez se abre la botella? ¿Puedo consumirlo después?
Y la respuesta es: Depende, porque no todos los vinos son iguales.
Al igual que las personas, todos llevan su propio ritmo. Por ejemplo, los vinos blancos no están hechos para envejecer: les gusta vivir a toda velocidad. Pero no a todos; las champañas o los vinos blancos de Borgoña o los Riesling, sí pueden dejarse añejar un poco más.
Los vinos fortificados (como el Jerez dulce o el Oporto), que tienen niveles de alcohol del 20%vol., pueden envejecer durante muchísimo tiempo. Ahora, los vinos tintos envejecen bien porque tienen taninos altos (ya hablaremos de los taninos) y el tiempo los hace tener un mejor sabor.
Sin tanto preámbulo, aquí está por lo que vinieron: una guía para almacenarlos.
- Vinos espumosos: 1 a 3 días en la nevera y con tapón.
- Vinos blancos y rosados: 5 a 7 días en la nevera con corcho.
- Vinos tintos: 3 a 5 días en un lugar fresco y oscuro
- Vinos fortificados: hasta 28 días con sus corchos y en un lugar fresco y oscuro.
El vino y el sol no son amigos
¿Y por qué no lo son? Porque la luz natural, es decir los rayos ultravioletas del sol, dañan el vino. Es por es que siempre se recomienda almacenarlo en un lugar fresco y oscuro… ¡como si se tratara de un tesoro! Y bueno, otra cosa, la temperatura ideal suele ser entre los 8 y los 15°C.
El misterio del corcho… ¡resuelto!
¿Por qué muchas de las catas empiezan por oler el corcho? Pues la respuesta es más simple de lo que parece: el corcho es como el alma del vino. El olor nos permite saber si el vino está bien o mal: el olor a humedad o madera vieja no son un buen indicio.
Y también es importante por la micro-oxigenación, porque el vino necesita oxidarse y fermentarse, y el corcho es ideal para lograrlo; su porosidad permite que entre la cantidad necesaria de oxígeno para que se fermente lentamente.
Una copa, un color, un mundo
Hey, bienvenidos al complejo y hermoso mundo de las copas de vino. Porque para cada tipo de vino, tenemos una copa. Podríamos resumir esta relación del vino y sus copas como cuando uno encuentra un buen amor: ¡todo fluye, todo funciona!
Pero puede ser que esta comparación no resuelva ninguna duda y por eso aquí esta pequeña infografía de copas que puede ser muy útil a la hora de hacer match ente los vinos y sus copas.
¡Shhhh…el vino está durmiendo!
¿Quién lo diría? El vino necesita reposo. Y cuando hablamos de reposo, literalmente, estamos hablando de reposo. Las vibraciones constantes alteran el sabor del vino y crean un efecto llamado “la fatiga del vino” que, en esencia, quiere decir que el vino pierde su buen sabor porque este depende del proceso de fermentación, del reposo y de la oxidación. Al moverlo mucho, pierde esas cualidades que hacen al vino…vino.
¿Qué podemos hacer? Mantenerlo alejado de vibraciones y solo moverlo cuando vamos a consumirlo. ¡Shhhh…dejen dormir al vino!
Taninos
“… ¿Tani…qué?” Así se siente esta palabra la primera vez que la leemos. Pero si queremos saber de vino es importantísima. Así que dejemos el miedo atrás y desglosemos este asunto.
Los taninos son, miedos aparte, los encargados de darle aspereza, sequedad y amargor al vino. Tienen propiedades antioxidantes, astringentes y antiinflamatorias que hacen que una copa de vino sea positiva para nuestro cuerpo. En resumen, son los encargados de darle esa textura y color al vino, y de paso, nos ayudan a mantenernos sanos con sus propiedades.
¡Bon voyage! Esperamos que esta pequeña guía por algunas de las nociones del vino sea útil. Pero no olvidemos algo; el vino es un viaje y los viajes están pensados para vivirse… ¡sin tanto protocolo! Así que enamórense del vino, pruébenlo en todas sus formas y quédense con el que más le llene el corazón. Aquí un enlace para llevarlos a nuestra propia y personal cava digital.
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